domingo, 19 de octubre de 2014

 RESEÑAS  
La ladrona de libros Markus Zusak

La ladrona de libros, Markus Zusak
La primera peculiaridad de esta novela es su narrador, mejor dicho, su narradora: la Muerte. Ella es la que nos cuenta en primera persona la historia de Liessel, una niña alemana que descubre durante la segunda guerra mundial el placer de la lectura y el horror de la guerra. Sé lo que estás pensando: “¡Oh, no! Otra novela sobre el tema del Holocausto”. Y es que parece que este tema, a nivel literario al menos, vuelve a estar de “moda”. Pero, aunque trate este tema habitual, lo hace desde una perspectiva peculiar.
A diferencia del “Niño del pijama”, la “ladrona” cuenta los horrores de aquellos que vivieron la segunda guerra mundial como ciudadanos normales que trataban, en la medida de lo posible, de seguir con sus vidas mientras lejos se desarrollaban unos acontecimientos drámaticos. Ése es el caso de la familia de acogida a la que llega Liessel. Una serie de personajes entrañables pueblan las páginas de esta novela: Rudy, el niño con el que Liessel entabla una gran amistad, que está obsesionado con Jesse Owens; Max, el ex-púgil judío que permanece escondido en el sótano; Hans, el pintor de brocha gorda y músico aficionado que ejerce como padre de Liessel; Rosa, la madre de acogida perpetuamente enfadada; la mujer del alcalde, y un largo etcétera, en el que destaca por encima de todos Liessel, la niña protagonista, rebautizada como la “ladrona de libros”. En esta novela encontramos el amor por la lectura (y también por la escritura) que el autor siente y que nos transmite a través de su protagonista, esa niña que recoge todos los libros que encuentra y que convierte en sus posesiones más preciadas. La lectura de esos libros tendrá un poder positivo sobre ella y sobre otros habitantes de la pequeña población.
Con una narración ágil, a veces cortante y seca -como no podía ser menos, tratándose de la Muerte-, y otras veces, poética, Markus Zusak usa el recurso del flash-forward, que al contrario que el flash-back (que nos muestra hechos transcurridos en el pasado), nos muestra un futuro que todavía no ha sucedido, amparándose en los conocimientos venideros que tiene esta narradora excepcional. Este detalle puede molestar a algunos lectores, por el destripe de información, igual que otro recurso habitual: los incisos que efectúa cada dos por tres la narradora escritos en una tipografía distinta. Aunque al principio se hacen raros, rápidamente el lector se habitúa a estos incisos y comprende que forman parte de la manera en que está narrada esta historia. Y si llegáis al final, tened pañuelos a mano, porque “la ladrona” os robará el corazón.
No hay nada mejor que leer en tus ratos libres .
JOHN F. KENNEDY
Muy buen libro  de verdad lo recomiendo leer : SINSAJO DE SUZANNE COLLINS

lunes, 25 de agosto de 2014

Criada por un rey y una reina estrictos e inflexibles, la delicada Victoria creció soñando que algún día sería rescatada por un príncipe encantador tal y como ocurre en los cuentos de hadas.
Pero cuando es rescatada las cosas no suceden como tenía previsto y el príncipe deja de ser encantador…
Para la princesa su gloria tenía un sabor agridulce pues su preocupación era el príncipe y su principal objetivo encontrar la forma de ayudarle. Sin embargo, no hacer nada era algo que todavía no había intentado. No hacer nada y no decir nada, no dar explicaciones, no defenderse, no poner las cosas en orden, no amenazar, no preocuparse, no pasarse noches en vela pensando, planeando y calculando. Al no hacer nada… en realidad estaba haciendo algo al alejarse del lado del príncipe. La única persona que podía hacer magia en el príncipe… era el príncipe mismo… y la felicidad de la princesa no debía depender de si podía o no cambiar el príncipe… sino de su propia elección de ser feliz.
La princesa aprendió que las palabras pueden hacer tanto daño como los puños y que debía mantenerse alejada de las discusiones acaloradas y de los silencios cortantes. Se imaginaba que tenía la boca tapada con un esparadrapo cada vez que debía recordar no intervenir. Y se repetía continuamente “para que cambien las cosas, debo cambiar yo primero“. Y practicaba al máximo su habilidad para sonreír ante los demás aunque no tuviera ganas, repitiéndose a sí misma  “La felicidad es una elección. Una vez que se ha hecho la elección, debo practicar la felicidad lo mejor que sepa, aunque tenga que fingir hasta que lo consiga”.   Las acciones originan pensamientos, y éstos a su vez, condicionan nuestros sentimientos.
Dado que si uno sigue haciendo lo que siempre ha hecho no consigue más de lo que ha conseguido hasta entonces, la princesa, siguiendo el consejo de un sabio búho, decidió emprender un emocionante viaje por el Camino de la Verdad.
Allí aprendió que es mejor ceder que rendirse. Uno se rinde ante la desesperación y cede a la aceptación de las cosas que no se pueden cambiar. Uno siempre elige, pero cambiar a los demás no es una elección. Se puede elegir no reaccionar ante lo que otro dice o hace, aceptando que, con toda seguridad, va a seguir diciendo y haciendo lo mismo.
La princesa entendió que seguiría sintiéndose agotada, nerviosa y enfadada hasta que decidiera si quería quedarse o marcharse y consiguiera estar en paz con la elección que hubiera tomado. El amor debe hacer a uno sentirse bien, si no, no es amor. Si se siente dolor muchas más veces que felicidad, no es amor. Es algo más que te obliga a estar encerrada en tu propia cárcel, incapaz de ver que la puerta hacia la libertad está delante de ti abierta de par en par. Uno no ve lo que no está dispuesto a ver. Y nunca se puede aprender la verdad en boca de los demás. Cada uno debe descubrirla por sí mismo.
La princesa sentía que cada paso por el Camino de la Verdad la alejaba más de su amado príncipe y de todo lo que había conocido, pero el búho insistía en que aunque le resultara difícil creerlo entonces, podía volver a tener ilusión por muchas cosas…. pues cuanto más se sufre, más oportunidades se poseen para tener una vida maravillosa.
Algunas personas tienen que llegar a tocar fondo para que quieran aprender a salvarse. La habilidad para hacer lo que es mejor aunque no coincida con lo que uno quiere, es un signo de madurez. La vida no viene con certificado de garantía. Se puede aprovechar una oportunidad o dejarla pasar. La única seguridad que existe es la de saber que uno puede cuidarse de sí mismo. El humor hace que el aprendizaje sea más fácil. El desconfiar de nuestra capacidad nos impide avanzar. Mantener la mente tranquila en medio de la turbulencia es una lección difícil de aprender y muy importante. Hay que concentrarse en lo que uno puede hacer en vez de prestar atención a lo que uno no puede conseguir… El miedo y la duda nos impiden ver la realidad.
La princesa aprendió que debía saber escuchar a su corazón, respirar a fondo varias veces mandando mensajes positivos a su mente y a su cuerpo para que se relajaran . Si se confía en la idea de otra persona para elegir nuestro camino, así es en realidad, como nos llegamos a perder. Se dio cuenta de que la mayor parte de su vida había estado pidiendo a los demás su opinión y de que se había sentido nerviosa a la hora de tomar una decisión por miedo a cometer un error.
Uno se convierte en víctima de víctimas cuando la necesidad de ser amado eclipsa la necesidad de ser respetado. Cuando uno deja que los juicios de los demás sean más importante que los suyos, está despreciando su propio poder.
La princesa descubrió que cada día es una nueva oportunidad para ser como uno quiere ser y para que la vida de uno sea como uno quiere que sea. Que en cada relación y en cada experiencia se nos ofrece el regalo de conocernos mejor y aprender. Que el dolor es mejor maestro que el placer ya que de las experiencias dolorosas emana la sabiduría que hace la vida más completa, más rica… y más fácil. El sufrimiento puede ensanchar el corazón y dejar más sitio para el amor y la alegría.
La princesa aprendió a apreciar su sensibilidad,  ya que es lo que abre la puerta a los placeres del universo. A aceptar sus miedos, pues son los que la retaron para desarrollar la fuerza y el coraje.
Y se convenció de que la verdadera felicidad surge del interior de cada uno de nosotros cuando conocemos la verdad de las cosas. Entendió que el amor verdadero significa libertad y crecimiento antes que posesión y limitaciones; que es sinónimo de paz  no de confusión, también de seguridad en vez de miedo, que significa entendimiento, lealtad, estímulo, compromiso, conexión y respeto. El amor verdadero significa aceptar los desacuerdos como amigos y compañeros de equipo y no como adversarios o rivales, pues el auténtico amor no consiste en luchar o en ganar, y tampoco significa degradación, crueldad, ataque o violencia. Hace de tu hogar tu palacio, no tu prisión.
La princesa se preguntó por qué durante tanto tiempo había estado deseando un príncipe y por qué, de hecho, muchas veces había sentido que no era nada si no tenía uno a su lado. Tras recorrer el Camino de la Verdad se dio cuenta de que antes necesitó amar para sentirse bien, y que ahora, podía elegir amar porque se sentía bien. Y llegó a la conclusión de que en los cuentos de hadas de la vida real se puede ser feliz… con o sin príncipe.

Solo el corazon puede ver bien. Lo esencial  es invisible para los ojos. El principito